Sí, suena feo, eso se piensa pero no se dice...y a mí que me importa si en realidad esto es sólo para alimentar mi narcisismo un poco ahogado a esta altura por tanto chaparrón.
Nadie lee esto, ni yo, que entre entrada y entrada dejo pasar un mes y pico.
Pasó enero, sin pena ni gloria pero con bastante humedad. Estuve en Cuba, 3 °C . Sí, no me faltó ningún número, frío, helado como los de Coppelia. Me gustó, me parece que me vine un poco más revolucionaria.
El shock no fue tanto porque vivo en Uruguay -sí me vine al paisito siguiendo a mi amor-, y desde hace años mi cabeza argentina trata de entender cómo funciona este maravilloso país que es tan chico y austero que me da un poco de miedo...Por eso Cuba no me causó tanto estupor, los autos son como los de acá, y los omnibus también.
¿Dónde había quedado? Ah, sí...en la insconstancia...un mal que me acosa desde la más temprana edad...empecé cuanta cosa una niña de pueblo debe empezar: danza, gimnasia artística, dibujo, cerámica, handball, basket, voley, natación...me faltó equitación porque mi familia no tenía ningún caballo a mano, que si no, hasta polo hubiera empezado...eso sí, ninguna de estas cosas duraron más de dos, como máximo tres meses...siempre triunfaba el alfajor con nesquik mirando dibujitos después del cole...
No hay comentarios:
Publicar un comentario