29 oct 2010

Dolor de panza

Me duele la panza. Mucho. Es raro, hacía "tiempazo" -me encanta esta expresión uruguaya que significa hace bastante tiempo atrás- que no me dolía. 

Es una sensación rara porque a mí me lleva hasta la infancia. Sí, cuando era niña me dolía seguido la panza, "me empachaba" -decía mi abuela- cada vez que me daba un atracón de tutucas, chocolates, bocaditos néstor y caramelos media hora. 

La sorpresa es porque sin probar ni una de todas esas deliciosas dulzuras ultimamente, me duele la panza y no sé por qué.

Empachada seguro que no estoy - menos mal, porque no tengo a ninguna señora a mano con una cintita roja dispuesta a curarme- y niña he dejado de ser hace tiempo -por eso es que abrí este blog hip & chic- .

Pero -y a pesar de lo anterior- la panza me duele igual y "la circunstancia" me pone de mal humor. De ese mal humor contante y sonante que hacía un par de semanas que no me agarraba. Estoy con dolor de panza y de mal humor. 

Enojada -además- porque este es un dolor innecesario ya que no comí ninguna golosina.Y si no me di un atracón dulcero no debería dolerme la panza, pero me duele igual y me molesta, y cuando estoy molesta me malhumoro y malhumorada me molesto y así hasta el infinito. Y a esta altura ya me perdí y no se que es peor si el malhumor o el dolor de panza.  

Pero entre nosotros -voy a cometer una infidencia- creo que la culpa de todo la tienen las fotos que ví esta tarde del trabajo que estamos haciendo con los estudiantes, porque allí entre tanta juventud, me sentí como una lechuga marchita -y si uso la metáfora vegetal es porque estuvimos haciendo una huerta orgánica con los vecinos- ay dios! ¿por qué nadie me avisó que la edad me sentaba tan mal?
 

26 oct 2010

¿Y dónde está el piloto?

Descansada pero dispersa. 
Así estoy. Así ando. Así voy. Velocidad de crucero. Piloto automático. Las cosas salen.
No sé cómo, pero salen. Los ojos no pesan, se ve que estoy durmiendo bien: cero estrés.
Debería tener un poco de estrés, me da culpa no estar estresada porque todos a esta altura del año -al menos en este hemisferio- lo están. A mi me pasa al revés, el vértigo me calma. 

Estoy en mil cosas al mismo tiempo y lejos de estar nerviosa eso me relaja. Me distiende el vértigo -vaya paradoja- si hasta ganas de cocinar y todo me dan. 

Las cosas -además- no sólo salen, sino que salen mejor de lo esperado. No sólo estudio con ganas sino que también encuentro la bibliografía que necesito. Oh, milagro.

Cómo me gusta hacer muchas cosas a la vez -especialmente porque de tanto hacer se me pasa el tiempo dedicado habitualmente a la contemplación-. En realidad lo que escasea es el tiempo invertido en la autocontemplación  -ya sea esta del tipo "reflexa" o "refleja"- porque cuando la reflexión se confabula con el espejo  la imagen de mujer adulta e "introspecta"  que este me devuelve, me derrumba.

Pero mejor la corto por acá y me dedico a disfrutar de la velocidad de crucero, que para darme cuenta de que voy sin piloto todavía -y por suerte-  falta un rato...


24 oct 2010

Light

De a poco la capa de grasa pegajosa del aburrimiento -supongo que será porque los días se están haciendo más largos y el sol está más calentito- se empieza a despegar. Será también que hay viaje en puerta y eso siempre me pone contenta. Será porque me bajé de algún colectivo que no me llevaba a ninguna parte... o que se yo  -o nunca mejor dicho- yo que se! 

La cuestión es que ando más liviana, y no de peso por desgracia, tan solo de ropa y de alma. Es así, ultimamente mi alma anda livianita y tranqui. 

No voy a negar que eso me tiene desorientada, no encuentro en el pecho el recoveco donde se esconde el peso del dolorcito habitual y tengo temor de que se haya trasladado a alguna otra parte del cuerpo justo ahora que viene el verano y yo me tengo que poner la malla.

Mirá si se nota ¿qué hago? Supongo que lo de siempre, esconderlo para que no se vea ¿no? Porque encima de cuarentona no vaya a ser cosa de que me miren y digan: -ya está, ahí llegó la vieja pesada y apesadumbrada.

Eso nunca, en la playa seré vieja pero apesadumbrada jamás. Las lágrimas para la vuelta mientras lavo los caracolitos que junté en la orilla para hacer esas manualidades que nunca hice, hago ni haré pero religiosamente me prometo hacer cada verano.

En fin, entre la primavera, el trabajo, y los preparativos de un viaje -que como todo viaje incluye trámites que odio- ando entretenida, y por eso, no tengo tanto tiempo para la introspección. 

La verdad es que está bueno, debería pensar en ocupar más mi tiempo. Capaz que hasta me anoto en algún curso en donde me enseñen qué hacer con los caracoles playeros y todo, já.





20 oct 2010

A Beautiful Mind

Ultimamente encontrar coincidencias por todas partes me está haciendo pensar seriamente en encarar algún tipo de terapia -si es grupal mejor- porque temo terminar como el Profesor Nash. 

Obviamente que sin su Nobel y carente de toda brillantez.

En fin, es que a veces, de tanto rizar el rizo (especialmente cuando me embarqué desde hace un par de meses en el devenir lacia)  termino agotada y  -rendida- sucumbo a la peligrosidad que se adhiere al aburrimiento como una capa de grasa de ballena.

Nota al margen: no sé por qué, creo que es por la palabra cetáceo que me remite a aceite- se me hace que la grasa de la ballena es la más grasienta de todas ¿o se dice grasosa?-.

No me estoy justificando, lamentablemente es sólo una rancia evidencia: aburrida me pongo peligrosa. No, no es así, es al revés: el aburrimiento me pone en peligro. Así sí. Queda mejor.



18 oct 2010

Nerviosa y disminuída

¿Hay algo peor que la gente que habla todo el tiempo con diminutivos? Hoy comprobé que no.
Especialmente si te dice: -Tome, aquí tiene su "cuentita", que lindo "gastito" que hizo "SEÑORA" .

Digo yo: ¿en qué quedamos? ¿No deberías haber dicho señor ITA?????

Ufa che, si hablás en chiquito haceme sentir chiquita pero no disminuída. Porque seré señora, pero cara de vieja -creo- aún no tengo.  Y en mi cuadra las señoras eran esas que volvían del almacén con la bolsa llena de panes y en chancletas... y yo hoy tengo puestas una botas tejanas re cool.

Y para terminar esta entrada minicatártica,  y antes de que me olvide te digo a vos (sí, a vos que vendés cepillos para brushing en la farmacia) que a ese SEÑORA ya sabés en dónde lo podés ir guardando ¿no?

14 oct 2010

Falling Down

Hoy en el trabajo me desquicié. Me enojé. Me harté. Sí, todo eso junto ¿y qué? Me salió en verso y todo. 
Realmente -y no exagero, aunque esa sea mi especialidad- me dieron ganas de tirar todo al diablo. Cerrar la puerta de la oficina y mandarme a mudar a Siberia, o a la China, a una isla no, me sentiría muy sola. 
Es que no puedo con la gente que no puede. Me genera más insatisfacción de la que normalmente soy capaz de soportar -que es bastante, aclaro, pero como es mía...-. 
Empecé el día con energías. Me levanté temprano, partí temprano también -cosa que no es muy común-. Llegué, apronté el mate -amargo, no es cuestión de empezar con dulzura la jornada-, prendi la compu, chequee correos, leí el horóscopo -en realidad las versiones astrológicas que leo son tres, así aumento las chances de los buenos augurios- y como no lo recuerdo intuyo que según los planetas no era un mal día para mí-. 
Inmediatamente después de leer mi hoja de ruta astral, me puse a preparar la primera reunión -la jornada de hoy deparaba varias-. 
En el medio de estas actividades fui al baño y corroboré que además de sucio, seguía tapado (estamos con paro de funcionarios no docentes). Retrocedí espantada entre el asco y la desesperación -realmente necesitaba ir al baño- me resigné, me miré al espejo, volví a la oficina y llegó mi compañera. 
La reunión fluyó con normalidad (a esas alturas ya se me había pasado el apuro bañístico), repasamos logros, compartimos frustaciones, planificamos  tareas. Primera reunión, ok. Prueba superada. 
Vuelta a la compu, chequear correos nuevamente, mecánicamente mandar al tacho todos los que me ofrecen viajes por Europa a 3 euros (si estoy en Europa, claro) vichar feisbuc, chusmear tuiter -tengo seguidores nuevos lo que me llena de narcisista satisfacción-, y en ese interín es cuando empieza la sonatina del celular con la cantata estudiantil. 
La cantata estudiantil se resume en esta lacónica frase: "hola, dame" con su variante de "hola, necesito" y como soy una veterana simpática, escucho y trato de solucionar, pero... toda paciencia tiene su límite y si encima me vas a enrrostrar que no soy solidaria o que soy cómplice de una institución ausente, cuando estoy yendo a trabajar con el baño tapado y haciendo magia con los dineros de los proyectos para que puedas imprimir los pósteres y viajar a ese congreso... o me vas a mirar torcido cuando te imploro -si a esta altura ya he perdido toda la dignidad- que no seas necio y elijas la impresión más barata... no se puede, así no se puede...
Pero, como son jóvenes y enérgicos y -lo que es peor- muy inteligentes la mayoría de las veces, termino accediendo, gastando más plata de la que tenía asignada para la actividad o lo que es dramático, generando deudas con la administrativa que como por suerte está de paro ni se entera...
Y así llego hasta la otra reunión que me resulta un ahogo: el agua del vaso me alcanzó para ahogarme. No puedo con la gente que me dice que no puede pero no me presenta alternativas. O.k, te acepto las críticas, presentame las alternativas.... plin... silencio. O.k ¿qué hacemos? plin, más silencio. ¿Todo mal? Acordamos, digamos esto, esto y esto y que quede claro en la presentación. -Ah no, no digamos todo lo malo, che... ¿Y cómo hago si hasta ahora sólo escuché frustación? O no era eso lo que querías transmitir... ¿entendí mal? Llega un intruso a la oficina, se acaba la reunión. Pateamos para mañana: otro día de agobio, y te juro que no me hace falta leerlo en el horóscopo.
Ya está, me harté, me voy a casa -a esta altura ya había pasado casi todo el día- en la puerta, de cruce estudiantitis nuevamente, pero ahora con reclamitis.. grave, casi casi hay que operar. En fin, es lo que hay valor... como dicen por acá... casi los dejo hablando sólos, no puedo, no me sale... 
Respiro hondo, hago omm y cruzo los dedos para que mañana el día sea menos apocalíptico que el de hoy. Tengo la tentación de llamar a los horoscoperos para pedirles que por favor me anuncien muchas tragedias, porque si es como hoy que salió todo al revés, en una de esas, hasta tengo suerte y todo.





11 oct 2010

Purple rose of Cairo

En épocas en las que empieza a hacerse sentir la primavera, la imaginación se desboca.  Es así como dicha facultad arremete en la memoria dormida de aquellas escenas que alguna vez nos hicieron soñar. Hoy le tocó a la Rosa Púrpura de El Cairo.
En mi caso las ensoñaciones se empecinan en llevarme en andas hasta la década que empieza a mediados de los ´80s  y termina allá por medidados de los ´90s. ¿Por qué será?
De todos modos, lo importante hoy es: ¿quién no soñó alguna vez con que el galán de turno saltara de la pantalla dejando atrás elenco, película, director y mar en coche, eh? Mi obsesión siempre fue John Cusack  y desde que actuó en High Fidelity, más. Si tengo que soñar sueño completo y quiero que sea Rob Gordon -su personaje- el que se salga de la pantalla y me venga a buscar. Su amor por la música y su manía por los "top five" sencillamente me subyugaron y me siguen subyugando: High Fidelity es la única película que he visto infinidad de veces y seguramente seguiré viendo hasta que aparezca otra que reuna las tres condiciones necesarias para tal repetición: John Cusack+ excelente música+ llanto garantido. Ojalá no pase tanto hasta que eso suceda. Y además me acabo de dar cuenta de que es del 2000 o sea que zafé de la década infame y todo.
Soy consciente de que el personaje es ficticio, que es de Gordon de quien estoy enamorada no de Cusack, por eso no tengo problemas en admitir que mi amor no existe más que en mi imaginación, cosa que por otro lado me satisface plenamente, porque no hay nada más perfecto que lo que sólo sucede en la imaginación, y corriendo el riesgo de convertirme en una Emma Bovary o lo que es peor ser una Dora cualquiera, reafirmo lo que escribí al iniciar esta entrada: ¿quién no soñó alguna vez con que el galán de turno saltara de la pantalla?

7 oct 2010

Alien

Otro aire. Cambié de escenario pero -no hay caso- una se escapa de todo, menos de una misma.Y como si esto fuera poco, esta semana me descubrí Alien.  Alienada y sin aliento, desalentada también. 

Confesión: lejos de lo que lo anterior pudiera transmitir esta ha sido una buena semana. 

Lo que pasa es que si bien aún no encontré al monstruo, su presencia -sé que está ahí- me inquieta.
¿Qué monstruo? No lo tengo claro, supongo que es esa zona de imprecisión que me coloca en el /entre/ en el borde. La esencia (uh... que palabrita esa!)  de la urugentinidad o argentiguayez que me marea -mucho más- cada vez que me paseo por la rambla montevideana. 

Parece que el agua marrón de ese río marítimo terco e imponente me inunda el alma con la nostalgia de un espacio que no existe más que en mi imaginación -convengamos que últimamente parece que todo sólo existe en mi imaginación- y me pone a reflexionar sobre cosas como "las monstruosidades cruciales" de los que alguna vez nos fuimos para no regresar -me gusta pensarme como miembro de una colectividad de itinerantes mundiales, me hace sentir menos sola y un tanto exótica por más que mi saltito sólo haya dado para cruzar el charco, ja-.

Lo monstruoso del asunto es el regodeo que me provoca la certeza de saberme de acá pero también de allá (aunque ese allá no exista sino más que en el acá que lo actualiza). 
Es complicado, sí.  Lo se, pero no puedo ser simple cuando la geografía empieza a atravesarme.
Todo lo que me atraviesa me incomoda, je. Aunque creo que la incomodidad es mi estado de vida, estar incómoda me despierta (o me hace dormir mal, no lo tengo claro todavía) y despierta o mal dormida -como prefieran- es el estado que me permite hacer algunas cosas que quizá cómoda o descansada no haría. 

Para darles un ejemplo: no sería tan contradictoria y allí en la no contradicción no me encontraría y me moriría de aburrimiento o no me hubiera atrevido a escribir este blog, que si bien antes que nada es un intento por estar hip y ser chic porque está de moda -o por la inquietud de una cuarentona para nada en aprietos- también traduce una incomodidad que me hace sentir viva y  -lo que no es menor- con ganas 
¿de qué? no lo se, no lo he pensado lo suficiente -o sí y no quiero develarlo todavía-, porque al fin y al cabo lo importante es querer -aunque poder no se pueda o una se contradiga- ¿no?

 

1 oct 2010

STAR WARS

Viernes. Guerra galáctica de yoes.
Sí, soy un crisol de yoes diferentes: a veces una amalgama, otras -como hoy- una bolsa de gatos. Mis yoes están en guerra entre sí, y la verdad sea enunciada: son bravos, no dan tregua. Aguerridos.

Está el yo mesurado -empiezo por él porque es el que menos se manifiesta y si empiezo por otro seguro que no lo tengo en cuenta-, está el yo tímido es uno que aparece poco y sólo con la gente que conozco -sí con los conocidos me avergüenzo, con los desconocidos soy una atrevida-, también está el yo independiente -ese es del tipo "salgo a comerme el mundo y me lo trago sin masticarlo", el melancólico -ese es muy grunge, Nirvana 100%- el yo de la chica de pueblo -ese es medio pariente de don Super Yo-, el yo irreverente - es el que menos soporto- siempre anda peleando con el yo culposo que desgraciadamente es el más trabajador y anda siempre sobrecargado. También está el yo militante -a ese en vez de cualquier colectivo es cualquier causa la que lo deja bien-. 

Y como si tuviera pocos yoes de los que preocuparme ahora me apareció un yo nuevo que es el yo lacio y a ese la verdad mucho no me lo banco porque me sale caro. ¿Por qué? Sencillamente como es un yo oligarca me obliga a ir a la peluquería dos veces a la semana, asesinó al yo "ruludo" y todavía no se lo perdono, ese yo era uno de los más genuinos que tenía, me reconocía en "la rulidad" ahora en cuanto se asoma un atisbo de onda, viene el yo lacio con la planchita y caput, "fuiste ruludo" le dice burlón este yo aristocrático al yo libre: lo afixió.  

En fin, la lista sigue, pero no quiero aburrirlos, digamos que este es el elenco estable, cada tanto aparecen otros, pero son más personajes de relleno que vienen a armar alianzas con unos u otros, dependiendo de la ocasión. 

Hoy viernes -no sé por qué, será la lluvia- andan revoltosos y peleándose entre sí, todavía no se define quien ganará la contienda, pero sea cuál sea el que gane espero que a esta semana la Princesa Leia la termine en paz, no digo que liberada -eso ya sería demasiado-, pero al menos en paz ¿no?