28 sept 2010

Terms of Endearment

¿Por qué? ¿Por qué insisto en vincular mis acciones a películas añejas que de alguna manera -aunque no recuerde más que escenas borrosas- me emocionaron cuando las ví? ¿Por qué insisto en hablar de "acciones" y no de comportamientos? Falta que desarrolle un esquema actancial y ahí sí que me fregué del todo, y -a pesar, de lo que sufrí con Greimás- en la cuarta década podría haber alcanzado el cuadrado semiótico que nunca entendí del todo. Oh.

¿Por qué? ¿Por qué todo tiene que estar acompañado de un por qué? ¿No es mejor un cuándo? ¿Un dónde?
Hoy me desperté preguntona y con la autoestima baja, por eso, quizá haya elegido la "fuerza del cariño" que es una película -que de si de tristeza se trata- sólo es comparable a Love Story.
Elegir esa peli funciona como una manera de contrarrestar la monótona flagelación anudada a la perorata de los por qués que me acosa desde que al lado del 4 se instaló el 1. 
Así lloro y listo, la excusa es que la peli es triste y Greimás me frió el cerebro.

Hoy me siento muy disminuída intelectualmente -por eso la bajeza estimativa-, siempre encuentro gente que es mucho más brillante que yo por todos lados. Siempre todas (sí, es una cuestión de género, obvio) son mucho más inteligentes, además de la segunda obviedad que es que son más jóvenes, más sexys, más explosivas y que ellas tienen a la juventud agarrada por los pelos y yo por los tobillos (pero con fuerza, así que todavía no se me escapa, no) 

¿Les cuento una verdad? Me tengo podrida, estoy harta de ser yo y de preocuparme de todas estas estupideces desde los 14 años. Sí, recuerdo la fecha exacta en que mi cabeza hizo clic y se disparó para convertirme en esto que soy -recién me doy cuenta de que el inicio del vía crucis es capicúa con la edad que tengo hoy, vaya paradoja, je-. 
¿Qué es lo que soy? aún no lo he podido discernir del todo, por eso así estoy.

Retomo el cuento de los 14 años: estábamos sentados en el banco de afuera de la casa de una de mis amigas (vivía en un pueblo donde la gente acostumbra a tener bancos en la vereda para sentarse a tomar "el fresco" las noches de verano) y de repente sentí que nadie me comprendía (como pueden observar originalidad en estado puro) que el mundo, el pueblo, el banco y hasta la vereda nunca iban a entender ese vacío existencial que se acababa de meter en mi cuerpo. Me levanté, miré a la barra, y en una escena digna de Rosa de Lejos, les dije: -a mí nadie me quiere, me voy. 

Desde ese primer "me voy porque nadie me quiere" hasta hoy han pasado una serie ininterrumpida de situaciones dignas de un doble de riesgo, mutaciones increibles, transformaciones inusitadas como la de cocinar a diario y hasta planchar camisas! (por suerte eso ya quedó atrás) pero la sensación de ese vacio no se va... no me abandona y cada tres por dos me acogota y hace que me falte el aire, como me anda pasando ultimamente.

Pero como no todo es amargura  y la que escribe antes muerta que sencilla además de mirar películas hoy salí de compras y ahora me siento muchísimo mejor!!!!!



25 sept 2010

Sleepless in Seattle.

Carcomida por la culpa...de no tener culpa. Sí, hoy estoy culposa: no tengo culpa y eso me da culpa. Mucha. Hoy me siento mala. Soy mala y me gusta. Me gusta tanto que no me da culpa. 
Debe ser el período del mes. 
Esta semana tocó felicidad sin culpa, si la semana pasada fue Mars Attack esta semana es Sleepless in Seattle: me siento feliz y soñadora envuelta en este rapto maléfico que me poseyó. Poseída por el demonio, soy Carrie.
Me siento bien haciendo -bah, voy a ser franca- "diciendo" en voz alta todo tipo de maldades.
Estoy tan mala que podría hasta ponerme a cantar un par de raps gitanos y todo. No se que fue lo que pasó pero lo bueno del caso es que me desperté con una honestidad bruta. Y el primer "target" que tuve a mano, como no podía ser de otra manera fui "yo misma". Sí, me dije tantas maldades a mí misma que me resarcí de toda la tristeza acumulada en los días anteriores. Y fue lindo, una gozadera. 
Ser mala conmigo me satisface pero me agota porque me pone de buen humor y cuando estoy de buen humor me pongo buena y estar buena me pone triste. Oh no, empiezo todo otra vez, esto no se acaba nunca!
Fuera, fuera tristeza que prefiero ser antes mala y gozosa que buena y triste... porque -entre nos- ¿no es mejor identificarse con las películas de la Bette Davis que con las comedias de Doris Day?!!!  ja ja ja.




22 sept 2010

Electroshop (ping)

Miércoles y tres motivos para estar contenta: un bolso, una chalina y una remera. 
No es poco. Además estamos a mitad de semana y empezó a hacer calor. 
Afirmación genérica y generalísima: a las mujeres nos encanta hacer compras y si somos argentinas:  ¡peor! 
Que felicidad me da salir a pasear por los negocios de ropa -como mujer y como argentina- .
Cómo me gusta el olorcito de las etiquetas, el ruidito de las perchas y todo lo que viene asociado con ese ansiolítico tan inocuamente caro que es salir a ver en qué gastar la plata que aún no se  tiene .
Especialmente ahora, en el cambio de temporada, donde se consiguen los ofertones del invierno y empiezan a aparecer los modelitos con las tendencias de la nueva estación. 
No te alcanzan los ojos para mirar, ni las manos para tocar  toda la tersura de las telas  (livianitas o pesadas dependiendo de la época del año).
Todo te parece bello, todo te parece endiabladamente bello.
Aún aquellas cosas que en un rapto de estupidez te comprás sabiendo que sólo la vas a usar allí, enfrente de ese espejo desmesuradamente grande -que por la luz y la deco del negocio- te hace sentir como Julia Robert en Mujer Bonita (sin Richard Gere en el descapotable esperándote afuera, no, no es Rodeo Drive tampoco). 

Nota al margen: tengo 41, mis rol models son de antaño, ninguna Angelina, ni Penélope, Julia a secas, en Mujer Bonita o en Mystic Pizza aunque para la entrada de hoy mejor  la Julia de Pretty Woman,  pega más...la otra para cuando me ponga más hippie.

Retomo y resumo: no existe nada más energizante para el cambio de estación que un electroshopping generoso que  te transforme efímeramente (hasta que te alejes del espejo de la tienda) en una diva de Hollywood. 
Y que además, te haga gastar más de lo permitido. Porque acordemos en algo ¿que sería de la sensación si luego no viniese la mortificación? Que sería  del placer sin la flagelación  autoinfringida  de haberte comprado lo que sabés, lo que tenés la absoluta certeza de que: a) no vas a tener la ocasión  b) tampoco la oportunidad  (¿es redundante decir así?) de lucir de acá a millones de años luz. 

Porque al final de eso se trata la terapia, de dominar a la fiera por un rato, calmarla hasta que los vahos del cambio de temporada se hayan aquietado para entonces sí,  dejarla pastoreando en la precariedad de la culpa hasta que en el próximo atracón urja otro electroshopping, que a juzgar por la época del año en la entramos, será el de las fiestas o el de las vacaciones...


20 sept 2010

Vieja seguro. Madura, jamás.

Para maduras las frutas, y mirá lo que les pasa luego: se pudren. 
Por eso, vieja sí, madura nunca. A ver si puedo con el razonamiento.  
Ultimamente estoy haciendo un esfuerzo titánico por ser hincha de la racionalidad. De todas maneras, de mucho no sirve ya que la "ilogicidad" viene a ser al pensamiento racional lo que Defensor al Sport Huancayo el jueves pasado cuando le ganó 9 a 0. 
O sea, la lógica pierde por goleada.
Pero no era de fútbol de lo que iba a escribir, esta entrada quiere -intenta, en realidad- analizar el por qué de ese empeño "maduracional" que nos enseñan desde chicas a las chicas. 
Como si ser mujer, racional y madura, fuera la tríada conceptual con la que derrocaremos al machismo internacional que enarbola el viejo y legendario lema de "las minas son todas unas irracionales" y por ende miembros consumadas del Sturm und Drang-y si no saben qué es eso, me lo buscan en el Rincón del Vago o en Wikipedia, ¿ta?-.
Pero tampoco es de movimientos literarios de lo que quería escribir -me asombra la versatilidad con la que mis neuronas hacen sinapsis y me llevan de la popular del Estadio Centenario a la clase del Profesor Caeiro, eso no habla bien de ellas: son neuronas viejas aunque eso sí,  inmaduras.
En fin, toda esta cháchara chúcara, era en resumen, para escribir que me niego a que me endilguen una madurez que no quiero tener.
No quiero madurar y que me pase lo que a la manzana que se llena de gusanos, esos que esperen hasta que estire la pata ¿no?
Y no me da culpa la inmadurez, que en mi caso -espero que hayan entendido el punto- no tiene nada que ver con la losanía. Y no me da culpa porque me encanta meter la pata. Porque cada vez que  me equivoco de apresurada, me doy cuenta de que estoy viva, y no tengo problemas en decir que no sé, y que me equivoqué y que quisiera aprender. 
Porque después de todo ¿que otra cosa es la inmadurez sino las ganas de seguir creciendo?

Nota al pie: comentario de marido, "este te quedo como una proclama" sic (y después jura y perjura  que  él machista no es :P )

18 sept 2010

Goldfinger (no todo lo que brilla es oro)

Ok. Otro sábado.
Semana movidita (hormonalmente hablando). Ups & downs abundantes. Rollercoaster. 
Por suerte no descarrilé -me bajé a tiempo del carrito- y no me rompí la crisma contra una pared, tampoco. 
Balance: empate.
No voy a tirar manteca al techo, tampoco. 
La sacamos barata, por ahora. La reflexión sesuda y los consejos de alguna que otra "autoayuda" leída de ojito  -uno que otro guilty pleasure tengo que tener- colaboraron al no descarrilamiento grave.
Momento epifánico: don Super Yo poniendo el freno de mano antes de que la cuestión se fuera de madre. Bien por él, al menos todavía tiene reflejos. 
En fin, así estamos, cortitas y al pie. 
Tratando de juntar fuerzas y reordenar a la tropa que anda medio desacatada.
De todos modos, lo importante es que aunque los vientos arrecien todavía tenemos madera de la que aferrarnos.
Y me voy -antes de que se me piante el lagrimón- porque apareció el mayestático y cada vez que aparece indica que es hora de hacer mutis por el foro.
Adeus, hasta la próxima -espero que no sea otra de marcianos, je-.

16 sept 2010

Mars Attack !!!

Si en la entrada anterior declamaba mi locura, en esta sencillamente me rindo y declaro que no soy yo, que esto en lo que me he convertido no puedo ser yo. 
Un objeto volador no identificado -comunmente demominado OVNI- debe haber aterrizado en mi jardín y seguro que hay un "resident evil" en mi lugar. Tiene que ser eso, porque yo a esta altura no me conozco más. 
Estoy en una sola batalla contra el mundo. Nada me alegra, me estimula o me complace. 
Veo todo oscuro, negro o verde chillón -debe ser por eso que pienso en marcianos-.
La mala sangre que me hago por cosas que no valen la pena, ni se imaginan.
Desde hace un par de días todo es cuestión de vida o muerte. 
Todo es blanco o negro. 
Todo es llanto desconsolado... por estupideces. 
Estoy hecha un trapo como decía mi abuela y lo que es peor que ni reirme de mí puedo, creo que me pasé de ácida y mi corazón salpicado por ese líquido corrosivo -que a veces sirve para tanto- me mandó a cagar y me pasó factura:  -Arreglate como puedas, me dijo.  -Saldá las deudas pendientes o encará un psicólogo, pero a mí dejame tranqui por un rato.
Entonces, ante la contundencia de un corazón oxidado y en rebelión, salí disparada hacia otra galaxia atravesando una serie de agujeros negros de los que no puedo salir. 
Pero lo inconcebible de toda esta baracutanga es que empiezo con el hilo que se asoma en la manga de la remerita que tengo puesta y que tironeo -para cortarlo y que no se vea- y me descoso el alma con una contundencia que si fuera intencional no me saldría tan bien. 
Me (des) conozco y me asusto. De acá a los cabezazos contra la pared hay unos milímetros... y sé que cuando empiezo no paro.
Por eso, está mucho mejor no ser yo en esta entrada y dejar que el resident evil se machuque contra la pared, así se atonta me abandona y puedo volver a ser yo mísma.
Esa yo que siempre se está riendo de todo y de todos -y que le cae simpática a todo el mundo-.
Esa yo que me gusta mucho más que esta, que por suerte, no soy yo.



14 sept 2010

Paranoid Android y viceversa.

Hoy estoy paranoica. 
Creo que lo soy, no es que estoy. 
"Delusional" dicen los gringos y esa palabreja a mi me encanta -ya que para los que hablamos en castellano suena como contrario  a su significado en inglés ¿no? ya que el prefijo "des" en español significa algo así "como carente de" o si nos atenemos a la definición exacta -que siempre es mejor- significa aquello que "denota negación o inversión del significado".
Por ende, si observamos y hacemos un ejercicio pequeño de aliteración, y como la palabra que le sigue  es "ilusional" si "castellanizamos" -hacemos castiza, bah- la interpretación sería, de acuerdo a mi modesta y salvaje hermeneusis: "el que carece de ilusión" o "el que se niega a la ilusión" . Por lo anterior, podemos concluir que si uno carece de "ilusión" -o la niega- es que no se ilusiona, o sea que no dibuja en su mente cosas que no existen, y si uno no dibuja cosas que no existen en su mente o en cualquier otro lado, es que está cuerdo, no "delusional" ¿se entendió?
Si sí se entendió mejor -habla bien de mi manejo del discurso expositivo-, y si no, aténganse a la primera sentencia de esta entrada: estoy paranoica, fin de la discusión -conmigo misma, no estoy discutiendo con nadie-  en realidad estoy "esquizoparanoide" ultimamente, y eso me da mucho trabajo, me agota en realidad.
Y la razón de este agotamiento es porque hago siempre las cosas en un "rush de adrenalina" y después me arrepiento. No se hagan ilusiones mis "ru (a) shes de adrenalina" no son nada cinematograficos se parecen más bien a los sarpullidos: molestan, pican, enrojecen de vergüenza porque son más bien del tipo -"uy que cagada que me mandé ¿y ahora cómo lo arreglo?".
El rango de situaciones disparadoras de esta sensación es tan amplio como variopinto , y puede ir, desde la poda inmisericordiosa del limonero del patio de casa hasta una entrada en este minúsculo purgatorio que empecé a escribir tres días después de empezado el año.
En fin, paranoica o no, creo que el problema es en definitiva que desde anoche me empezaron a doler los ovarios, señal inequívoca de que mi menstruación está por ahí cerquita, y mal que me pese admitirlo, despues de los 35 "esos días" empezaron a ser "esos días" y esto es sólo para decir, que todo la anterior poco o nada tiene que ver con un estado de ánimo...su vínculo más estrecho es con un estado de vida: la vejez. OMG detesto admitirlo, pero soy una vieja chota y ahora -encima- resulta que paranoica!



8 sept 2010

a ver si nos ponemos serias...

Sí. Un poco de seriedad. Eso es lo que necesito. La ironía no me ayuda. A ver antón, que cada cual atienda a su juego. Sí pirulero, necesito ser seria y en lo posible empezar a usar un trajecito sastre, así no solo lo soy sino también lo aparento.
Hoy me siento mal. Hice llorar a una niña. Pero les juro -les juro- que fue sin la menor intención.
En mi correntada de vehemecia -a esta altura ya estoy convencida de que es senil- acentué tanto mi punto de vista que me olvidé de las reglas del decoro, Corneille se las tomó con Rancine y me quedé atónita observando como la niña rompía en llanto.
Y lo que es peor, es que yo sólo buscaba su empatía, necesitaba sentir que lo que decía contaba con su aprobación.
O sea, a la política mejor no me dedico, salvo que los discursos estén elaborados de manera tal que la estrategia discursiva apunte a lo contrario de aquello que quiero generar.
En resumen, creo que el problema es mi falta de seriedad.
No soy seria, y como sé que en la adultez este es un rasgo muy importante y fundamental, en el afán de serlo sobreactúo y en la sobreactuación en vez de generar respeto, ASUSTO.
Y como asusto, los niños lloran.
Oh. Acabo de darme cuenta de que no sólo soy una vieja poco seria,  sino que además empecé a encarnar al viejo de la bolsa, al cuco o a como sea que se llame a quien se invoque para hacer llorar a los niños.
Por todo lo anterior es que necesito urgente -ahora más que nunca- un asesor de imagen, ya que si bien alguna vez lo pensé, esta tarde lo confirmé:  después de cierta edad lo que nos une no es el amor, es el espanto!


1 sept 2010

En salmuera...




Sip. Desde que una servidora deseó brillantez apagaron la luz y abrieron la canilla: no ha parado de llover desde el lunes. Moraleja: mejor lloramos los domingos gastamos el agua acumulada, esta no se va al cielo y en la semana contamos con el sol que -aunque si abusamos nos arruga y nos mancha- también nos pone las pilas. 
Es tal cual, domingo depre, semana de jolgorio, domingo pum para arriba! (que antigüedad este dicho) semana endiabladamente gris. 
Por eso, como no ha parado de llover y se aguó hasta el suspiro de la gaviota, mejor, en vez de andar "boquilleando" la felicidad dominguera (además soy cuerva, y el domingo San Lorenzo ganó) me llamo a silencio y me dedico a meditar lo mal que me sienta la cuarta década. De este modo, durante la semana saldrá el sol, me cargará las pilas (estoy con lo de la energía alternativa, otra cosa que me trajeron los años, que como bien es sabido no vienen solos) me olvidaré de que estoy vieja y seguiré viendo todo brillante brillante como la luna llena  en los días de noche clara, ya que como por suerte, no soy la octava hija varón no correré ningún riesgo de convertirme en lobizona porque después de todo, esto de ser mujer algo bueno tenía que tener ¿no?