¿Por qué? ¿Por qué insisto en vincular mis acciones a películas añejas que de alguna manera -aunque no recuerde más que escenas borrosas- me emocionaron cuando las ví? ¿Por qué insisto en hablar de "acciones" y no de comportamientos? Falta que desarrolle un esquema actancial y ahí sí que me fregué del todo, y -a pesar, de lo que sufrí con Greimás- en la cuarta década podría haber alcanzado el cuadrado semiótico que nunca entendí del todo. Oh.
¿Por qué? ¿Por qué todo tiene que estar acompañado de un por qué? ¿No es mejor un cuándo? ¿Un dónde?
Hoy me desperté preguntona y con la autoestima baja, por eso, quizá haya elegido la "fuerza del cariño" que es una película -que de si de tristeza se trata- sólo es comparable a Love Story.
Elegir esa peli funciona como una manera de contrarrestar la monótona flagelación anudada a la perorata de los por qués que me acosa desde que al lado del 4 se instaló el 1.
Así lloro y listo, la excusa es que la peli es triste y Greimás me frió el cerebro.
Hoy me siento muy disminuída intelectualmente -por eso la bajeza estimativa-, siempre encuentro gente que es mucho más brillante que yo por todos lados. Siempre todas (sí, es una cuestión de género, obvio) son mucho más inteligentes, además de la segunda obviedad que es que son más jóvenes, más sexys, más explosivas y que ellas tienen a la juventud agarrada por los pelos y yo por los tobillos (pero con fuerza, así que todavía no se me escapa, no)
¿Les cuento una verdad? Me tengo podrida, estoy harta de ser yo y de preocuparme de todas estas estupideces desde los 14 años. Sí, recuerdo la fecha exacta en que mi cabeza hizo clic y se disparó para convertirme en esto que soy -recién me doy cuenta de que el inicio del vía crucis es capicúa con la edad que tengo hoy, vaya paradoja, je-.
¿Qué es lo que soy? aún no lo he podido discernir del todo, por eso así estoy.
Retomo el cuento de los 14 años: estábamos sentados en el banco de afuera de la casa de una de mis amigas (vivía en un pueblo donde la gente acostumbra a tener bancos en la vereda para sentarse a tomar "el fresco" las noches de verano) y de repente sentí que nadie me comprendía (como pueden observar originalidad en estado puro) que el mundo, el pueblo, el banco y hasta la vereda nunca iban a entender ese vacío existencial que se acababa de meter en mi cuerpo. Me levanté, miré a la barra, y en una escena digna de Rosa de Lejos, les dije: -a mí nadie me quiere, me voy.
Desde ese primer "me voy porque nadie me quiere" hasta hoy han pasado una serie ininterrumpida de situaciones dignas de un doble de riesgo, mutaciones increibles, transformaciones inusitadas como la de cocinar a diario y hasta planchar camisas! (por suerte eso ya quedó atrás) pero la sensación de ese vacio no se va... no me abandona y cada tres por dos me acogota y hace que me falte el aire, como me anda pasando ultimamente.
Pero como no todo es amargura y la que escribe antes muerta que sencilla además de mirar películas hoy salí de compras y ahora me siento muchísimo mejor!!!!!