29 nov 2010

run Lola run

Me acuerdo de cuando vi esta peli.

Me hizo pensar en que estaba allí en ese cine viendo esa película por una serie ininterrumpida e interminable de hechos fortuitos.

Casualidades para ser más exactos. 

Además, como soy pura adrenalina, casi nunca reflexiono demasiado antes de tomar una decisión. 
Por eso, que hoy esté aquí escribiendo esto tiene más que ver con un: -má sí! total, qué tanto!!! que con una evaluación concienzuda de mi futuro personal o laboral tomada ya hace más de una década atrás cuando decidí quemar las naves y cortar amarras con todo aquello que me daba una seguridad cómoda y confortable...

Y la verdad sea dicha, aunque a veces me ponga insoportable con la nostalgia o "chinchuda" con el lugar en el que estoy, no me arrepiento ni un poco. 

Es que gracias a esos arranques de intuición -vos sólo contás las que acertás, me dice adusto siempre mi marido, tan uruguayo, él-  es que en el camino que emprendí la casualidad quiso que conociera a gente linda de tantos lados que no se me hubiera ocurrido jamás, y que viera lugares que ni siquiera sabía que existían -siempre fui muy mala en geografía- y me interesara por cosas que nunca supuse que me iban a interesar.

Y que comiera comidas exóticas y desarrollara un gusto por el picante extremandamente peligroso -prefiero no detallar, ja- .

O que la uruguayidad con la que tanto peleo me tome por sorpresa cada mañana cuando me preparo el mate amargo y me emocione con cada gol de Forlán -es que tiene una novia argentina-.

Pero ahora que releo, en esta entrada no iba a escribir de las decisiones vitales ni nada que se le parezca, iba a escribir del vértigo que nos agarra a todos cuando llega fin de año y empezamos a correr para dejar todo arregladito antes de las vacaciones y el verano. 

Pero ya ven, como no puedo con mi genio ni cuando me siento a teclear, el tópico cambió sin aviso. 

Eso sí, yo sigo corriendo y preparando informes, que para eso están noviembre y diciembre -esto fue tan solo una digresión-.
Salú.



23 nov 2010

Bo...soy bló

La que me faltaba. Cuarentona, en crisis y "bloguera comunitaria" -es que lo comunitario siempre me atravesó, soy una chica de pueblo, al fin y al cabo-.
Sí. Me uní a la comunidad blogger del Uruguay. Y acá estoy, viendo azorada cómo mis límites se van cayendo de a uno.

No señor, ya no tengo pudor. 

Ay dios ¿que diría mi madre? a ver...puedo ensayar una posible respuesta: - "vos no tenés vergüenza" o mejor esta otra: - "y de alguien poco serio como vos no se puede esperar otra cosa" aunque tal vez y no sin asombro de mi parte (por la contradicción implícita) también podría decir: -¿y vos?  ¿cuándo vas a crecer, nena? 

Y la verdad es que no sé. No sé cuando voy a crecer, tampoco sé si quiero crecer -no nos olvidemos que todo el rollo es porque me estoy poniendo vieja-

Sin embargo, lo que sí sé, es que voy a tener que empezar a poner un coto a esta sed por "desanonimarme" que me agarró.

No puedo andar por la vida tan "orondamente desanonimada" porque más allá de que acá ando medio de incógnita, andar ventilando así como así mis pequeñas catarsis cotidianas no es bueno ¿no? ¿o sí? bah, mejor no me complico, porque total ¡yo qué sé!


19 nov 2010

Being John Malcovich

Hoy todo esta mal. O todo esta bien. No me decido, pero como ambos son extremos en definitiva es lo mismo. 

Estoy bloqueada. Soy Cuba y me siento así, aislada. 

Soy una isla rodeada de cayos, por suerte así con Y griega (sigo siendo rebelde) y no con ll, aunque callada debería quedarme más seguido, así no sufriría tanto la incomunicación y evitaría de este modo la excomunión. 

 ¡Imagínate tú! Soy una isla bloqueada en un mar de transparencias, y duele: por más que quiero sólo me encuentro con la imagen de mi propia distorsión. 

Eso me pasa por exagerada y por apasionada o será ¿por tarada?

16 nov 2010

I am pleasant!

Filosa. Así estoy. 
Así me siento: filosa, seca, cortante. Miro fijo y parto en dos. Bah, no tanto... a lo mejor -si me esfuerzo, capaz que asusto- no mucho de todos modos. Adivinaron, sí. Estoy en "esos días" donde mis hormonas revoltosas danzan al son de una música disonante y aguda, particularmente aguda.

Me da mucha rabia el malhumor, pero mucha. Es decir, que además de filosa hoy estoy rabiosamente malhumorada o malhumorada rabiosa o con rabia, o perra. No sé, no sé. 

Por suerte mañana me invitaron a una presentación cosmética, así que será "rabia con barniz" la de mañana. Menos mal, porque sino a los potajes humectantes y rejuvenecedores no hubiera habido quien se anime a desparramármelos por el "cutis".

Nota al margen: ¿Por qué las "cosmiatras" siempre dicen "cutis"?¿Será deformación profesional? Porque la gente de a pie dice "tengo arrugas en la cara" no "se me arrugó el cutis". Es más, las peluqueras menos deformadas profesionalmente dicen "pelo" no "cabello" y siempre se lee  en los carteles de anuncios "corte de pelo" o "corte" a secas, pero nunca "corte de cabello" pero en cambio las cosmiatras dicen "limpieza de cutis"  always ¿será que ese gremio es más fino que el de los "coiffeurs"? La verdad, nunca lo había pensado así... capaz que sí.

De todos modos, a pesar de la digresión, sigo de malhumor y filosa, por eso mejor hoy de casa no salgo, porque en una de esas me cruzo con una cosmiatra y le grito: -Andá! Qué te hacés la pituca vos, si sos del barrio!!! y me mirará con la misma cara de la mina del cuento ese cuando le abrió la puerta al tipo al que se le había pinchado la goma del auto y no tenía gato hidráulico  (y si no conocen el cuento, pregunten, porque está muy bueno).





13 nov 2010

Excesos

¿Se dieron cuenta de que los excesos van variando con el paso del tiempo? Por no escribir con el paso de las décadas -eso queda muy fuerte para una mina en crisis etaria como yo-. Es que lo que constituye un exceso depende de la etapa de la vida en la que andamos. ¿Cómo es esto? Simple, en la infancia, por ejemplo, el exceso varía de acuerdo a la valentía para hacer la travesura: escaparte una siesta de verano a la calle sin permiso o comerte un frasco entero de dulce de leche a cucharadas, también a la hora de la siesta -la más propensa para cometer excesos-.

En la adolescencia, en cambio, va del baile sin descanso en una fiesta de quince a un beso de cinco minutos que te deja sin aire en el porche de tu casa con el chico que "te pidió arreglo" hace dos meses cuando te fue a esperar a la salida del "cole". 

En la primera juventud (ya estás en "la facu") el exceso está emparentado de una manera fuerte y decisiva con lo experimental (tu vida es un inmenso laboratorio en el que te la pasas experimentando cualquier disparate) como verán no detallo, es que hice algunas cosas de las que francamente me avergüenzo -no se ilusionen, la vergüenza viene más por el costado patético que por otra cosa más guay-.

La etapa siguiente sería la que clasifico (soy maniática haciendo listas, McCarthy se hubiera ufanado de mí si me hubiese tenido de secretaria, je) como "postfacultad" y empezaría a los 24-25 y que es cuando te das cuenta de que algún rumbo tenés que tomar y empezás a "regular" los excesos sin darte cuenta. Empiezan a tener una agenda. En la etapa anterior sucedían a cualquier hora y en cualquier parte, ahora sólo son los fines de semana -salteados-.

Y así ya vas viendo cómo tu vida de excesos se va enflaqueciendo de manera paulatina e inversamente proporcional a las responsabilidades que vas asumiendo, y tus excesos ya no son excesos sino más bien carnavales en ese sentido medieval que te permite escapar por un rato de esa rutina a la que sin darte cuenta empezás a encadenarte contra tu propia voluntad.

Pero esto es sólo el comienzo - no llegamos ni a los 30, y todos saben que esta crisis es de los 40- de una vida excedida y en ocasiones -por qué no, también- excedente.

Es que como casi todo lo que hago -así sin darme cuenta-  en este sencillo pero emotivo acto,  inauguro la zaga del folletín "que no está de moda" por lo que no resta más que decir CONTINUARÁ....


10 nov 2010

Incurable

"-La vejez no se cura." y las palabras se enfilan simulando un garrote que dará un golpe seco en la nuca (mi nuca, auch!)  dicho en porteño -además- y a los gritos en la mesa de atrás mientras almuerzo.
Ay mi dios ¿por qué me persiguen las alusiones a la decrepitud adonde quiera que vaya? 

Nunca mejor sintetizado: con la vejez no se juega porque esa no se cura. 

Si a eso yo ya lo sé ¿por qué los hados se empeñan en recordármelo -en sonido estereofónico y a través del chirrido de una vieja que es porteña, además-??

En fin, no pude menos que reirme, especialmente estando sentada enfrente de un amigo al que hacía diez años que no veía y quien -a pesar de que yo me había deshecho en halagos del tipo: "pero qué bien que te sienta la edad, estas mejor que una década atrás, etc..."- no se dignó a decirme -siquiera una sola vez- que yo también estaba igual!!!!! (el consuelo es -al menos- saber que mantengo la misma estampa, porque de lejos cuando nos encontramos me levantó la mano, en señal de reconocimiento).

Más allá de los chistes propios entre dos amigos que se conocieron mucho y que el tiempo y las distancias  separaron, es bueno saber que la conexión persiste y que te divertís tanto o más que antes (por no decir "ayer" que suena a tango del tipo "las nieves del tiempo platearon (tu) sien" porque la mía seguro que no) con esas personas que no ves seguido pero que supieron hacerse un lugarcito entre tus afectos, y eso reconforta. 

Porque a pesar de que ni me dijo que estaba igual y que me he descubierto mentirosa con la película que yo me cuento de mi pasado "-sos una negadora" me dijo entre carcajadas, cuando le juraba que no recordaba algunos episodios de mi juventud-. 

Verlo me hizo bien, son de esas cosas que rejuvenecen porque la vejez no se curará, pero que el alma se sana, siempre se sana (al menos mientras se tengan las facultades no tan alteradas como para reconocer que los afectos genuinos siempre te alimentan y si te hacen reír mucho, mejor).

6 nov 2010

No pasarán

No. No pasarán los malos pensamientos. 
No pasarán los negros nubarrones enfrente de mi ventana. No. 

Porque se habrán ido los acentos/tildes pero no la militancia antidepresión.
Ninguna pastillita de esas con X -¿por qué todos los nombres de "esos" medicamentos tienen una  X por algún lado?- logrará siquiera un atisbo de todo el optimismo voluntaristamente antibajón que me impuse este fin de semana (soy de las que nunca gastó un peso en automedicarse y entonces ahorro para las tiendas de ropa que en definitiva tienen el mismo efecto en mí, o parecido). 

Y si "no pasarán" es porque estoy apasionada y con pasión es como logro encarar cada mañana. Pasionaria me tomo el café -y discuto acerca de si es mejor el colombiano o el de Cuba, todavía con el aroma del grano recién molido en las narinas-, jugando con las miguitas del pan tostado desparramadas en la madera oscura del desayunador sobre la que pegan los rayitos de sol que se cuelan por las ramitas del ciprés que está enfrente de la ventana.

Apasionada también es como descubro que hoy cantaron dos pajaritos nuevos en el patio (y si me doy cuenta no es porque me guste la ornitología sino sólo porque tengo buen oído y hay dos trinos diferentes a los de ayer).  Más tarde tomo las tijeras de podar -apasionadamente- y arremeto contra esa planta de la que nunca me acuerdo el nombre pero que crece con la misma avidez que mi pasión por apasionarme para apasionada olvidarme de lo que a veces la pasión me deja como una herencia oscurita y demandona.

Y mientras me seco -con el brazo, tengo los guantes puestos no vaya a ser cosa que se me arruinen las uñas- las gotitas que tan jardinera pasión hizo brotar en mi frente, tarareo aquella canción que cuando era joven y revolucionaria me hacía sentir que era posible cambiar las cosas. Aquel tiempo en el que iba a cuanto acto, marcha y/o manifestación hubiera, jurándome con solemnidad que yo nunca me quedaría pegada al conformismo -cómodo y pequeño burgués- al que todos los de más de 30 se abrazaban -según una juvenil yo- con tanta pasión. 

Y a pesar de que los años pasan y la vida no es ni tan blanca ni tan negra me doy cuenta de que sigo tan apasionadamente pasionaria como antes, a pesar de que ya me fundí hace rato en ese abrazo "pequebú". Eso sí  -y como para ir cerrando-: burguesita quizá, conforme jamás. 


3 nov 2010

Inventora

Y una vez me inventé un deseo.
Y otra vez ese deseo sirvió para movilizar. Y después creció, y pareció que el invento era de veras. Y más tarde fue como que me tragaba, y un cachito después como que me escupía.
En el medio me había -eso sí- masticado.
Y así, masticada y escupida -pero de mentira, no olvidemos que todo era un invento- me pareció que no iba a poder.

Pero ahí me inventé unas ganas. 
Y las ganas fueron grandes, y las ganas fueron fuertes. 
Gánica anduve tratando de aporrear a ese invento de deseo que por inventado era bastante terco.

Terca me puse, pero ahí vino la disciplina -esa siempre aparece sin que la llamen- y me explicó que el deseo era inventado, y que los inventos no se rebelan porque son inventos y no existen. 
Y entonces ya toda confundida me puse a pensar así: si todo este desvelo había sido -en realidad - por un invento terco y desubicado no había por qué seguir estando tan gánica. 

Pero las ganas no se iban,  por suerte, porque por gánica es que hoy ando en la vuelta, que si no ni de la cama me levanto, no.

Moraleja: rescato la invención que de deseosa me llevó a gánica, y de gánica a cándida ya que por cándida me ando inventando deseos que me dan ganas que me levantan de la cama!

2 nov 2010

2 de noviembre. Día de los difuntos.

Hoy es el día de los muertos. 2 de noviembre, después del día de todos los santos, el 1°. 

En realidad a esta conmemoración me acerqué cuando estudiaba en la University of Oregon, porque allí ese día hacíamos clases alusivas para los estudiantes y como el español  en EEUU está fuertemente atravesado por México, y en México lo de la muerte es un "big deal" aparecían esqueletos danzantes y guitarreros por todas partes.

Después, cuando aterricé en Uruguay, volví a tener presente la fecha, esta vez ya sin los esqueletos pero con el feriado a cuestas -creo que gané- y con una especie de recogimiento entre sentido y construido respecto a esa cosa que siempre nos incomoda y que se viste de negro y anda con una guadaña (al menos así me la muestran los dibujitos animados). Esa cosa que se llama muerte y a la que algunos que no pueden ni siquiera nombrar le dicen "parca".

Reflexiono: que cosa más extraña, pensar en la muerte da malestar cuando es en realidad aquella cosa que se cierne sobre nosotros desde el momento mismo en que se nos da por existir o -lo que es peor- nos arrojan sin siquiera preguntarnos a la más descarnada de las existencias.

Por si fuera poco, la semana pasada, se murió K -ex presidente argentino, que como todo lo argentino vino con su cuota de odios y pesares -así todo junto y mezcladito en la bolsa de los mandados de Doña Rosa- . 

La muerte fue la gran protagonista de la semana y se instaló en la escena pública. De repente, la simbología patria se transformó en una plataforma en la que se asentaron "las mil y una semantizaciones funerarias". Los canales abiertos y de cable construyeron uno de estos muertos que "no dejan de nacer". 

Y como soy media salvaje -interpretando especialmente-, podría aventurar que  el hecho de que la señora Presidenta de los argentinos hable por cadena nacional el día de todos los santos no es casual no, y que en EEUU se vote la "midterm election" de un presidente afroamericano y mestizo, el día de todos los muertos, tampoco...  a mí no, no me vengan con casualidades, ta?.