30 ago 2010

Salada mal

No puedo ser tan salada. Mal. Una semana de brillantina esperaba  (ver entrada anterior). 
Una de dos, o no apreté bien los dientes o el que maneja los hilos de esta obra medio destartalada que es mi vida me odia.
Lunes, trabajo. Robo, policías hasta debajo del escritorio. Mate ausente (fue lo único que me robaron). Estropicio por todas partes, pero, mi escritorio impoluto. No sé, se ve que el o los amigos de lo ajeno ya se enteraron de que soy media histérica y que me doy cuenta hasta de cuando un clip está fuera de lugar. 
Vidrios rotos, armarios forzados, y todo lo realmente de valor (no lo valioso, eso es otra cosa) fue apareciendo, una netbook aquí., otra más allá, el proyector en aquella oficina, en la de más acá las memory sticks...aunque  sin embargo, el mate no apareció.
En fin, semana dura la que he comenzado a transitar, igual saquemos lo positivo: camaradería entre compañeros -ya conseguí un mate prestado-. 
Ah! y hoy había venido temprano a trabajar, había decidido que se acababa el tiempo de las excusas y que empezaba a hacer aquello que realmente tengo que hacer.  
Y como verán, a las pruebas me remito, eso sí, hoy -me parece- que todos los de acá, estamos en la misma, por eso, no me da tanta culpa, que si no...


Confesion confusión Confucio, ayudame.

Sí, tirame una soga. Ando sobresaltada. Y no se por qué. O sí y no quiero. No quiero saber. Me niego a darme el permiso de terminar un domingo de buen humor. Sí. No todos los domingos son oscuros.
Este fue un domingo "sparkly", tornasolado para decirlo en criollo. De a ratos oscuro, pero la mayor parte del día, iluminado. 
Hoy todas las cosas estuvieron iluminadas y yo -de a ratos- me reí mucho, desde la panza.
Por ejemplo, cuando hablé con mi madre para explicarle que hoy cambiaban los números de teléfono y mientras le dictaba las modificaciones, acotó: -ah! pero entonces el 4,¿va antes o después del guión? a lo que le siguió un: -¿qué guión mami? ¿vos marcás un guión cuando me llamás? y fue decir eso y darme cuenta de que: a) yo lo había preguntado de verdad  y b) su pregunta también había sido seria; para que comenzáramos a reirnos como dos locas, como hacía tiempo que no nos reíamos , con esos ataques de risa liberadores que nos daban a veces cuando todavía estábamos bajo el mismo techo...
Eso fue a la mañana, después de que había encontrado una hermosa versión de Wynton Marsalis enYoutube de What is this thing called love, bellísima, lo que ya me había abrillantado un poco el alma.
A la tarde las cosas se ensombrecieron -no hubiera sido un domingo sino- pero a la noche la risa volvió a instalarse cuando expliqué que a mí los Tres Chiflados me ponen nerviosa., sin que nadie me preguntara nada al respecto, -en realidad fue el desenlace de una línea de pensamiento que venía desarrollando y que ahora no viene al caso explicar-. Pero fue terminar de decir eso -no pude contener a las palabras que ya habían salido disparadas de mi boca-, y largar la carcajada. 
O sea, hoy empecé y terminé el día de buen humor, espero que no sea el anuncio de una semana horrible. No, no puedo ser pájaro de tan mal agüero. 
Esta semana va a ser de brillantina, maravillosamente tornasolada.
Es mi deseo, y todos saben que cuando uno desea mucho mucho algo, cierra los ojos, aprieta los dientes y el deseo se hace realidad ¿no?

27 ago 2010

Nenas caprichosas (esta entrada va dedicada: a S. porque nos reímos mucho juntas contándonos los pesares)

Situaciones de la vida real (nada de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia).
Escenario 1:  Cena baile, noche de la nostalgia. Tickets con numerito para la rifa como corresponde. Premio: CD con temas añejos para escuchar y acordarse de cuando una era joven y bella. Sorteo. Felicidad completa: primera vez en la puta vida que una se gana algo. "Si toma no maneje" eslogan de los de tránsito en la víspera. Señora mayor encargada de la conducción -bastante mayor-. Marido inconsultivamente  (¿por qué siempre nos consultan estupideces y nunca lo "realmente" importante?) decide regalar como pago del servicio prestado por la conducción el premio recientemente obtenido. Hecatombe. Ruina. Ni acordarse a una tranquila de cuando era joven y bella la dejan, habrase visto!
Escenario 2: Paquete cerrado adentro de la heladera con la mitad de una tortilla española comprada para el almuerzo en el trabajo con destino final cena (cocinero ausente por asado, hay que ser previsora.) Tardecita en casa. Se presenta el cocinero rebelde y comienza a prepararse para la ocasión, como acostumbra decide hacer una incursión por la heladera -¿por qué los hombres cada vez que llegan a la casa tienen que ir derecho a la heladera?¿no te ibas a un asado?- o sea, no llama la atención tal comportamiento ya que es habitual. 
Pasan unos cuantos minutos y decido ir a la cocina (sí, la de esta anécdota soy yo) paquete despanzurrado en la mesada. Así, desprolijamente desapanzurrado lo que me enloquece (es mi manía, los paquetes se abren prolijamente). Crisis total. Estallido gutural: -¿vos abriste MI paquete y te comiste un pedazo de la tortilla??????!!!!!  desconcertado el susodicho responde: -¿cuál paquete? ah! ¿ese? sí, estaba en la heladera. y sabés que la tortilla española me gusta mucho. Siguen, el estadillo y la voz ya tornándose chillido de soprano italiana: -¿y vos andás abriendo paquetes por la vida así como así,  y comiendo la comida sin pedir permiso?????
Mirada del susodicho que traducida sería: "-definitivamente, hoy, esta perdió la chaveta". Más rabia y odio por saberme incomprendida en algo tan elemental. "Eso" (léase el paquete con la tortilla) estaba envuelto y cerrado y somos sólo dos lo que usamos esa heladera, y encima te vas a ir, y no me vas a cocinar y yo, que por una maldita vez en la vida había decidido prever algo en vez de salir a lo que venga cuando venga, ahora estoy en la misma de siempre y voy a tener que llamar a la pizzería y eso no estaba en mis planes. Y sabés, o a esta altura ya deberías haber resuelto el enigma, que cuando algo no está en mis planes y aparece de repente me pongo loca, muy loca, por más que suene contradictorio, sí, nunca preveo nada, pero no es de la previsión de lo que estamos hablando acá, es de los imprevistos, que sonará parecido, pero no es lo mismo ¿o.k? 

26 ago 2010

Jodidas pero contentas.

Sí, así estamos. Jodidas pero contentas como reza el título de una canción que escuché hoy que canta una señorita llamada Concha Buika -je-. 
No conozco su discografía, es la única canción que he escuchado, pero con ese título (y ese nombre) ya está mereciendo todo mi respeto. Es que así estamos (soné, arranqué con el mayestático, y eso es grave) con dolor de muelas, además.
Es terrible, el dolor de muelas te recuerda que aunque lo quieras obviar, el cuerpo es algo que necesita mantenimiento -y una que otra visita al dentista, sino de vez en cuando, al menos de cuando en vez-. 
En fin, por eso: jodida pero contenta. Dolorida pero relajada. Temerosa y temeraria.
Y con pánico al torno del odontólogo (ninguna connotación fálica, no piensen mal, che). Me odio a mí misma, no por el odio al dentista, sino por los litros de bebida azucarada que tomé, las toneladas de chocolates que comí y aún sigo comiendo, los millones de caramelitos media hora que chupé (como no le gustaban a nadie siempre iban a parar a mi bolsillo) y los bocaditos Néstor y los alfajores Fantoche...ay! mi dios! ¿quién me mandó a mi a ser tan golosa?
Me consuela pensar que vivo en Uruguay  y como tomar mate dulce acá es un sacrilegio -y yo de todo menos sacrílega- zafé del matecito dulzón y con "iuitos" que tomaba allá en Córdoba,.
De todos modos -y  a  pesar del amargor al que mi necesidad de adaptación me sometió- la muela me duele igual y del dentista no voy a zafar.
Así que..."a llorar al campito" o en la sala de espera odontológica que en este caso vendría a ser lo mismo.



24 ago 2010

soy una amarga

Sí, sí y sí. Soy una amarga, y lo que es peor, me encanta serlo.
Amarga como el primer mate de mañana cebado con yerba canaria e hinchado con agua caliente (sí, es mi rebelión contra la uruguayidad, hincho el mate con agua caliente ¿y qué?).
Pero hoy estoy amarga porque es el dichoso día de la alegría nostalgiosa. El día de la nostalgia, bah, la noche más bien. Y a todos se les da por andar nostalgiando algo, desde la tapa de un disco hasta la rama del ombú que Artigas usaba de sombra cuando lo venía a visitar a Leandro Gómez (esto es mentira, no sé mucho de historia uruguaya y probablemente esos dos no se conocieran).
Mi punto es que hay cosas de las que mejor no acordarse, por esto no entiendo lo de la noche de la nostalgia, nunca lo entendí.
Si querés acordarte de tu pasado abrite una cuenta de Facebook y plin, ya está, una montaña interminable de fotos, videos y gente que ni siquiera te acordabas que existían se te instalan en un tris en una especie de limbo entre prehistorico y postmo que ni te digo.
Por eso, entre el baile único e irrepetible de la noche del 24 de agosto y la milonga diaria del festival "feisbuquero" me quedo con este último, porque después de todo, de tanto en tanto te arranca un par de carcajadas espabiladoras que ni te digo, já.

22 ago 2010

Fin de semana salvaje

I
Se vino la noche. Sí, así de golpe. Está oscuro y ni cuenta que me dí. Es sábado. No hice nada. Pero nada nada.  Sólo teclear estupideces improductivas en esta máquina infernal.
¿Que tecleé? Nada que valiera la pena. Ya lo escribí, estoy repetitiva, será la edad.
A veces me pregunto que cosas son las que me sostienen, y la verdad sea dicha: no sé que responderme, será la ley de gravedad. A esta altura si no fuera por el descubrimiento de Newton creo que ya me hubiera ido flotando hacia vaya a saber dónde.
II
Domingo: me mudé de la cama al sofá. No puedo esperar que se venga la noche en la misma posición. Al menos acá tengo el TV enfrente y matizo: teclas pantalla con pantalla control remoto. Sí, lo mío son los "devices" pero no voy a entrar en detalles así que no se asusten, je.
De cortina musical la CNN y sus retratos de catástrofes humanitarias que miro condolida y cómoda desde mi sofá de tres cuerpos, con mi laptop sobre las piernas y el control de Direct TV en la mano -si puedo escribir con una mano, más lento, pero puedo-.
III
Cachetazo de realidad: ¿de qué te quejás realmente? de que te da trabajo encender los leños de la estufa, de que te sacaron el independent film channel del cable o de que todavía no decidiste adónde será tu próximo viaje.
Ponete las pilas mujer, tenés un montón de ropa para lavar, una culada de libros para leer y una semana entera de trabajo por delante,  y todos, ya se sabe, cuentan con tu buena disposición y energía positiva. Así que matate en ese sofá si es lo que querés, pero a las cosas no las dejés por la mitad, no.










18 ago 2010

Bajón de caderas.

Hoy me dediqué a estudiar detenidamente cómo mi cuerpo ha ido cambiando década tras década. Sí, un bajón, pero mientras me bañaba y de aburrida nomás, noté que mis caderas están ¿cómo decirlo? un poco bajas.
Sonará un tanto autoindulgente de mi parte, pero mi cuerpo nunca fue algo que me preocupase demasiado, estaba ahí, ni mucho ni poco, ni gorda ni flaca, proporcionado, fácil de vestir.
Nunca tuve la obsesión de las dietas, siempre me gustaron los helados y los chocolates y cuando estaba gordita me daba cuenta después, cuando empezaba a ponerme de nuevo la ropa que había dejado de usar por razones obvias.
O sea, ningún problema.
Pero ahora, ahora todo es diferente.
Ahora que tengo el tiempo de mirarlo (realmente, no, no lo tengo pero me lo hago de masoquista) y compruebo que mi cuerpo ya no es una entelequia (lo que confirma la hipótesis de otra cosa que se va con los años: la irrealidad).
Digresión a un lado, continúo: ahora, mi cuerpo me reclama y me dice:
 "- deporteame boluda que si no me caigo todo." y yo ni caso. Pasa otro tiempito y me dice "-¿viste tonta? no me deporteaste y ahora te bajo las caderas..." entonces, un día como paveando, mientras te bañás te das cuenta de que sí. El cuerpo, esa cosa que a veces te sirvió para tanto y otras para tan poco, te empieza a pasar factura.
"-Nena, estás frente a un bajón de caderas, no es tan grave, las otras cosas todavía -más o menos- están todas en su sitio", me dije a modo de consuelo. Simultáneamente me secaba enfrente de ese espejo del baño que me hiere como una daga cada vez que lo desempaño. Maldito espejo "-grande grande para que pueda mirarme toda-" le dije a mi marido cuando armábamos el diseño.
Idiota! Si sabía que me iba a poner vieja!!!!
¿Para qué quería un espejo grande?
Narcisa obtusa, y encima ahora con las caderas bajas. Oh mi dios, ¿qué hice yo para merecer esto?

16 ago 2010

Descaro

Ay mi dios. Me recibí de descarada, publiqué en mi "feis" el blog. Hay gente que ni conozco. ¿Qué van a pensar de mí? Definitivamente, mi madre tenía razón cuando me decía que iba a terminar tirada en una zanja con un cuchillo en el pescuezo -sí así es mi madre, pero yo la quiero-.
En verdad creo que si me acordé de su dicho, es porque la osadía de publicitar esto se parece un poco (cómo cambian las cosas con la edad) a aquella de ir de novio en de novio en un pueblo en el que se conocían todos.
En fin, la cosa es que acabo de exponerme al escarnio público y ni siquiera se bien por qué lo hice, supongo que envalentonada por un exceso de confianza, y acá estoy, contenta y desgraciada a la vez, como es mi costumbre.
El yin y el yan, el ir y el venir, el querer y el no.
Aclaración: mis contradicciones no son culpa ni de la edad ni de la distancia -tampoco de mi nacionalidad-, aunque ahora que lo pienso un poco mejor y corriendo el riesgo de sonar un tanto determinista, quizá sí.


15 ago 2010

Suéltame pasado

Y sí. El pasado se resiste a desaparecer y sus rastros me acosan desde los lugares más insólitos: Benny Hill en la tele y Talking Heads sonando a más no poder. Toda la parafernalia de las últimas décadas: ropas, ritmos y peinados se instala de golpe en cuestión de segundos en el living de mi casa. Ah, una amiga de la facu - 20 años por lo menos sin noticias- en el "Feisbuc" también colabora.
Faltan el Chavo del 8, la Billiken y Los Hombrecitos de Jo y el titular sería: "mujer adulta muere aplastada por la incapacidad de manipular un baul demasiado pesado."
En fin, son cosas que pasan, especialmente los domingos.
Sí, adivinaron, hoy es domingo y yo estoy tratando con todas mis fuerzas de acomodar el descalabro que producen estas irrupciones temporales en mi cotidianeidad.
No sé, pero el asalto del pasado cuando no lo busco me incomoda; a diferencia, por ejemplo, de la nostalgia que me gusta. Sí, la nostalgia es un estado al que llego de manera paulatina. Suavemente voy aterrizando en aquellos pasajes del pasado que me son caros. Puedo manejar y manipular a mi antojo las sensaciones -e incluso- regar con un par de lagrimillas bien dosificadas ese territorio alejado pero entrañable construido con los mejores retazos de la añoranza.
Pero a esto, la interrupción del ahora por el recuerdo entrometido y maleducado que no pide permiso para entrar, no lo soporto.
Seré intolerante, pero yo quiero ser la jefa de mi recordar, no me interesa que vengan de visita sin anunciarse esas cosas que están guardadas y archivadas, porque además tienen la costumbre de ser vocingleras y gregarias y traen consigo a toda la parentela y entonces no termino nunca de espantarlas, ni siquiera con la escoba detrás de la puerta.
Y entonces ese estado caótico y por ende incómodo que me obliga a repasar, a hacer balances, en definitiva a preguntarme por el ahora me angustia. Y a mí, la angustia no me gusta, porque angustiada hago cosas que mejor no recordar, y así firmo la sentencia de un futuro condenado a repetirse por culpa de un pasado encaprichado en regresar una y otra vez -me parece que el silogismo era al revés, pero no me importa-.
Por eso, como dicen los maestros "Suéltame pasado" dejame ser y lo que es mejor hacer, porque otro domingo así no me lo banco, especialmente por la envidia que me da que mañana en la Argentina sea feriado y acá no, un bajón.