Acaba de estallar un vaso contra el piso.
El ruido de los cristales rotos me inquietó. No se por qué, pero siempre asocio la explosión de los cristales a desgracias venideras: atavismo pavo, lo sé, pero estoy "uneasy".
Aunque sólo queda el eco, la reverberación es inquietante. Espero que la sensación se diluya igual que desvanecen las ondas en el agua momentos después de que una piedra cae en un remanso.
Poética, esta entrada salió poética aunque no hay caso: la inquietud no cede ni un poco.
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