25 sept 2010

Sleepless in Seattle.

Carcomida por la culpa...de no tener culpa. Sí, hoy estoy culposa: no tengo culpa y eso me da culpa. Mucha. Hoy me siento mala. Soy mala y me gusta. Me gusta tanto que no me da culpa. 
Debe ser el período del mes. 
Esta semana tocó felicidad sin culpa, si la semana pasada fue Mars Attack esta semana es Sleepless in Seattle: me siento feliz y soñadora envuelta en este rapto maléfico que me poseyó. Poseída por el demonio, soy Carrie.
Me siento bien haciendo -bah, voy a ser franca- "diciendo" en voz alta todo tipo de maldades.
Estoy tan mala que podría hasta ponerme a cantar un par de raps gitanos y todo. No se que fue lo que pasó pero lo bueno del caso es que me desperté con una honestidad bruta. Y el primer "target" que tuve a mano, como no podía ser de otra manera fui "yo misma". Sí, me dije tantas maldades a mí misma que me resarcí de toda la tristeza acumulada en los días anteriores. Y fue lindo, una gozadera. 
Ser mala conmigo me satisface pero me agota porque me pone de buen humor y cuando estoy de buen humor me pongo buena y estar buena me pone triste. Oh no, empiezo todo otra vez, esto no se acaba nunca!
Fuera, fuera tristeza que prefiero ser antes mala y gozosa que buena y triste... porque -entre nos- ¿no es mejor identificarse con las películas de la Bette Davis que con las comedias de Doris Day?!!!  ja ja ja.




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