En épocas en las que empieza a hacerse sentir la primavera, la imaginación se desboca. Es así como dicha facultad arremete en la memoria dormida de aquellas escenas que alguna vez nos hicieron soñar. Hoy le tocó a la Rosa Púrpura de El Cairo.
En mi caso las ensoñaciones se empecinan en llevarme en andas hasta la década que empieza a mediados de los ´80s y termina allá por medidados de los ´90s. ¿Por qué será?
De todos modos, lo importante hoy es: ¿quién no soñó alguna vez con que el galán de turno saltara de la pantalla dejando atrás elenco, película, director y mar en coche, eh? Mi obsesión siempre fue John Cusack y desde que actuó en High Fidelity, más. Si tengo que soñar sueño completo y quiero que sea Rob Gordon -su personaje- el que se salga de la pantalla y me venga a buscar. Su amor por la música y su manía por los "top five" sencillamente me subyugaron y me siguen subyugando: High Fidelity es la única película que he visto infinidad de veces y seguramente seguiré viendo hasta que aparezca otra que reuna las tres condiciones necesarias para tal repetición: John Cusack+ excelente música+ llanto garantido. Ojalá no pase tanto hasta que eso suceda. Y además me acabo de dar cuenta de que es del 2000 o sea que zafé de la década infame y todo.
Soy consciente de que el personaje es ficticio, que es de Gordon de quien estoy enamorada no de Cusack, por eso no tengo problemas en admitir que mi amor no existe más que en mi imaginación, cosa que por otro lado me satisface plenamente, porque no hay nada más perfecto que lo que sólo sucede en la imaginación, y corriendo el riesgo de convertirme en una Emma Bovary o lo que es peor ser una Dora cualquiera, reafirmo lo que escribí al iniciar esta entrada: ¿quién no soñó alguna vez con que el galán de turno saltara de la pantalla?
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